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Forró, bachata y banda. “Dos Locos” y el espíritu de América Latina

Desde que empecé a grabar un podcast con mi amigo, el pintor e historiador Carlos Emiliano, he tenido ganas de hacer un episodio sobre América Latina. Sin embargo, cuando finalmente decidimos hablar del tema me frustré. No sabía qué decir y ninguna opinión que tenía me parecía responsable. Un día escuché la música que me quitaría de esa inercia: “Dos Locos”, de Los Horóscopos de Durango.

“Dos Locos” y sus diferentes ritmos

Conozco “Dos Locos” desde mucho, pero en su versión brasileña, interpretada por Aviões do Forró: “Que tontos que loucos”. Lo que es más, esa canción rompía mi burbuja musical gringófila y elitista. De tanto escuchar “Que tontos que loucos”, me aprendí las letras, medio de broma, medio por gusto.

Descubrí la versión duranguense de “Dos Locos” en las calles de Guadalajara, más de diez años después. Caminaba a una estación de bici pública y la escuchaban a todo volumen adentro de una refaccionaria. Tuve una epifanía.

“Dos Locos”, en su versión duranguense, fue creada por mexicanos en Chicago. Sin embargo, esta canción activó en mí memorias que yo creía estar reservadas a artistas brasileños.

Así, “Dos Locos”, en ese momento unió, a través de mis afecciones, la música de banda mexicana al forró del noreste de Brasil. Sin embargo, las raíces de “Dos Locos” están en la República Dominicana. Originalmente, esa canción es de Monchy y Alexandra, un dúo dominicano de música bachata.

América Latina tropical

Si tomamos el mapa y trazamos una linea entre los tres vértices geográficos de “Dos Locos”: la República Dominicana, Durango y el noreste de Brasil, delimitamos un territorio que podríamos denominar América Latina tropical.

El factor étnico dominante de América Latina tropical es la mezcla de las matrices culturales americanas, africanas y europeas.

“Dos Locos”, en sus tres versiones, es la voz de esas matrices latinoamericanas mezcladas. Por eso podemos afirmar que esta canción es una evidencia de que existe tal cosa como un espíritu de América Latina. “Dos Locos” demuestra que hay una conexión cultural profunda entre los pueblos de la región.

El forró, la bachata y el duranguense son tres ritmos regionales considerados populares, pero comparten al menos una canción con misma melodía y letra. Por lo tanto, “Dos Locos” es particularmente ejemplar del espíritu latinoamericano y constituye una especie de folklore compartido entre Caribe, México y Brasil.

La conciencia infeliz

Del punto de vista personal, “Dos Locos” también es evidencia de otra característica del espíritu de América Latina: su constitución como una conciencia infeliz.

Hegel habla de la conciencia infeliz en la Fenomenología del espíritu y la define como el resultado de una disociación entre la conciencia del señor y la del esclavo. El señor, no se reconoce en el trabajo del esclavo, del cual sin embargo depende para cumplir sus deseos.

Cuando cantaba “Dos Locos” en su versión brasileña, lo hacía con ironía y en forma de burla. Sin embargo, esa burla era como una vaselina para el gusto que sentía al escuchar esa canción de folklore y lo volvía pasable.

Como el señor que no se reconoce en el trabajo del esclavo, no me reconocía el en deseo de cantar “Dos Locos”, una canción popular y de “baja calidad”. Entonces recubrí mi placer con una capa de cinismo, lo que me permitía aceptar ese deseo culpable.

Creo que el espíritu de América Latina también se puede caracterizar como una conciencia infeliz. Los señores del territorio delimitado por las tres versiones de “Dos Locos” menosprecian la cultura popular. Prueba de esto fueron las reacciones a la venta de tlayudas en la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, en México.

Felizmente, en la misma Fenomenología del espíritu podemos encontrar una salida al problema de la conciencia infeliz. A través del sacrificio del señor por el bien del espíritu, este se salva del nihilismo y llega a la razón.

Tal vez un día la élite de América Latina tropical aprecie “Dos Locos” sin cinismo. No obstante, sólo cuando los estados de esta región estén controlados por los trabajadores, el espíritu de América Latina dejará de ser una conciencia infeliz.

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