En el aclamado programa de entrevistas, A fondo, dirigido por el periodista español, Joaquin Soler Serrano, fue entrevistado en una ocasión, Juan Rulfo. En ella, le preguntó Soler al escritor lo siguiente:
-Mas o menos, los orígenes más inmediatos de Juan Rulfo hay que buscarlos en Jalisco, en los altos ¿no?
Rulfo respondió:
-No, en los bajos.
Pues mi bisabuelo, el materno, él era de los altos y seguro mientras que a los Rulfo de los bajos, la cristiada los iba convirtiendo en fantasmas, Papá Che y Mamá Vita, padres de mi abuela Mama Vicky (mamá de mi papá), emprendían rumbo hacia las minas del centro de Arizona. Yo siempre creí que fueron victimas de la célebre fiebre, la del oro, pero esa sucedió a mediados del los 1800s; estaba equivocado por más de medio siglo. Aún así, en las primeras décadas de los 1900s, la bonanza del pueblo de Jerome en Arizona, lugar en donde nacería Victoria (madre de mi padre), era alegremente excavada y despojada de sus minerales por la United Verde Extension Mining Company. Se rumora entre mis tíos, que el dólar estaba al dos por uno y que esa era la verdadera fiebre, la del dólar.
Yo creo que era otra la fiebre, aquella de existir. Mi Papá Che heredó, dicen, una honrosa suma, suficiente como para evitar la dura pena de partirse el lomo en una mina gringa. Pero ante la ausencia de paz y la desolación de los paisajes vacíos del noreste de Jalisco, la fiebre de existir se presentó como única respuesta inmunológica a la severa crisis de ausencia que pudieron haber padecido mis bisabuelos.
Hoy, el dólar está ya casi al veintidós por uno, Jerome es un pueblo fantasma, como Comala, y migrar a los Estados Unidos es un riesgo mayor para la salud, más que el de cualquier grave crisis de ausencia prolongada… Bueno, salir de casa también lo ha sido desde que inició la pandemia de COVID-19, de hecho, en México lo ha sido aún desde antes, desde Calderón. Ante este abismo de insatisfacción, solo nos queda a los calenturientos del existir, el podcast, previamente conocido como: el Arte.
Observo el circo y pienso: Arte. El circo se convirtió en tele y la tele en Youtube. Youtube es arte. Pues lo mismo con el podcast pero hay debate: unos afirman que Platón fue el primero con sus diálogos, otros dirán que no, que fue Montaigne. Yo creo que fueron Didi y Gogo en la obra Esperando a Godot de Samuel Beckett. En fin, en algo sí que hay unanimidad: el primero no fue Rulfo.
Comparar a Rulfo con mi bisabuelo sería injusto para el de los “bajos” de Jalisco. Papá Che era un hombre del siglo XIX. Sin embargo, con mi abuelo materno, nacido también en 1917 en los “casi bajos” de Jalisco, sí que lo puedo comparar. Mi abuelo Florencio pues, tuvo doce hijos mientras que Rulfo sólo logró tener cuatro. Queda claro quien de los dos no padecía de la fiebre de existir. Mi tito creó mas de 35 “negocios” (y sí, en muchos fracasó) pero Rulfo solo escribió dos libros.
Juan Rulfo en realidad sufría de hipotermia silenciosa. Hoy, no sería nadie. El artista actual es aquel que esta dispuesto a crear contenido. Entiende que existir es crear regularmente y mostrarse. Apuesta al ridículo antes que al silencio con tal de aparecer. Por eso, de los más de dos millones de podcasts que hoy existen, se han grabado más de 48 millones de episodios. Un promedio de 24 episodios por podcast; cada creador de podcast ha creado 12 veces las obras que creó Rulfo.
Augusto Monterroso, creó un cuento en homenaje a Juan Rulfo: “El zorro es mas sabio”. Explica como un zorro que escribió dos muy buenos libros exitosos era presionado a escribir más por críticos y académicos. Ante la presión, pensaba (pero no decía): “En realidad lo que estos quieren es que yo publique un libro malo; pero como soy el Zorro, no lo voy a hacer.” Y terminó por no hacerlo. Yo creo más bien que el Zorro pensaba en voz baja: “En realidad sufro de hipotermia silenciosa, no de la fiebre de existir y por lo tanto, no voy a crear ya más nada.” Y así fue.